texto curatorial | No soy un clown | Roberto Jacoby | Franklin Rawson | San Juan
El recorrido por la obra de Roberto Jacoby, desde los años sesenta al presente, se detiene en esta exposición en episodios puntuales. Han sido seleccionados desde la idea de un cuerpo travestido, que puede mutar en otros singulares y múltiples, para dar cuenta de la política y el deseo, de la “estrategia de la alegría (término del artista) y de la tristeza individual, de los proyectos colectivos y las microsociedades artísticas. De pensar nuevas formas de vida que empiezan desde el cuerpo propio.
No soy un clown, 2001, la obra que titula la muestra, es una instalación de mínimos retratos fotográficos en Belleza y felicidad, espacio cultural en el porteño barrio de Almagro, montados e iluminados de manera de forzar la mirada del espectador para la visibilidad del rostro del artista oculto tras el maquillaje. No se trata solo de una tensión entre el discurso y la representación, sino de construir una escena mínima en la que el símil del payaso como artista –de sustantiva iconografía en la historia del arte- es reducido a una expresión paródica y terminal. El origen de las fotos es anterior en casi una década: Jacoby ensayaba Hamlet y Macbeth bajo la dirección de Omar Chaban que se presentaba en Cemento, espacio central de under cultural. En 2002, en el mismo local de Belleza y Felicidad, instaló Darkroom –como se denomina a los espacios del sexo casual gay– un “laboratorio de la oscuridad” para un único espectador: performers se movían a ciegas en un cuarto oscuro tapados sus rostros por máscaras blancas, el espectador con una cámara de rayos infrarrojos captaba movimientos fantasmales. En Darkroom, cruce de sistemas visuales, activa en el nuevo milenio el áte de la tragedia griega, a la vez causa y consecuencia, daño en la mente que produce un acto exterior aterrador. Se trata de la experiencia de la interiorización del terror. De cierta manera, esta obra de Jacoby desarrolla la idea de su escrito de 1984: bajo la dictadura militar se internalizó la vida de un campo de concentración.
En Fotos 2016, Jacoby se apropia conceptualmente de los Charaterköpfe del escultor austríaco Franz X. Messerschmidt (1736-1783), considerados más que un estudio fisonómico de la expresión de la emoción humana, un resultado estético de la locura de su creador. Desde esta lectura, las emociones extremas que expresa el rostro de Jacoby, que surge desde la negritud, ya no necesita el maquillaje de clown ni ocultar el rostro con una máscara. No se trata, sin embargo, de catarsis. No hay restauración posible.
Las obras se despliegan como la contracara en el tiempo, de aquella alegría y libertad de los cuerpos de los años ochenta donde la fiesta parecía volver a ser posible, cuando intentamos salvarnos del deseastre. Sociabilidad registrada en los recitales de Virus (Jacoby fue letrista del grupo y la captura fotográfica del público la tomaba él mismo desde el escenario), el festival Body Art de Palladium y los desfiles de Sergio de Loof en el bar Bolivia en 1989.
La lucha política no debe excluir la risa y el camino paralelo de la parodia: las acciones de ese gaucho insufrible de Hasta la Victoria oh Campo en las cruciales jornadas del 2008 o en a conferencia de Berta Jacobs que responde a las preguntas-instrucciones del filósofo Paul B. Preciado (p. e. “¿es preciso conocer el género del hablante para entender lo que dice?”): la emancipación cognitiva del que escucha se inicia al observar el cuerpo travestido del conferencista.
Finalmente, el primer registro exhibido es el de Mao y Perón, un solo corazón, intervención con el cuerpo uniformado con las fotos de Mao Zedong y Juan Domingo Perón en el Be In del 26 de marzo de 1967, en el Central Park de New York. Los Be In’s eran jornadas de acciones de protesta contra la Guerra de Vietnam, en las que participaban desde artistas radicales a la juventud hippy. Jacoby corporiza, entonces, la Tercera Posición como contracultura. Tal vez, la felicidad solo puede ser peronista. Como escribió el mismo Jacoby en 1985: “En el abandono mayor, la sonrisa está siendo para otro.”
San Juan
martes a domingo, de 12 a 20hs.
Lunes cerrado excepto feriados.
Entrada general $100, jubilados y estudiantes $50, niños menores de 12 años gratis. Domingo gratis.