Experimentando con el origen y reflexionando sobre el presente
En el marco de las propuestas del Departamento de Artes Visuales y Nuevas Tecnologías del Centro Cultural Rojas, se exhibe en la fotogalería de la planta baja un recorrido por la producción más reciente de la rosarina Andrea Ostera.
El trayecto perimetral, marcadamente definido, comienza con la serie Capturas de pantalla, impresiones plasmadas sobre papel sensible por la luz propia de la pantalla del celular antes de bloquearse. Estas pequeñas imágenes parecen testigos íntimos de una circunstancia pasada, el sepia del papel y la definición poco nítida de las líneas, las alejan de su referente, y las acercan a la estética de documentos vetustos.
La secuencia nos coloca frente a S.T Coaquaddus que casualmente dialoga con Josefina, situado en frente. Según se explica en la hoja de sala, ambos son “refotografías” de la pantalla de la computadora, una de un plano de planta de arquitectura, otra de una fotografía familiar. Las consecuencias ópticas son sugestivas, en tanto la nitidez se difumina y lo que se ve son pequeñas celdas que binariamente producen lineas que se desvanecen, la cámara apunta, pero no distingue.
Estos dos primeros ejercicios representan el pasaje de imágenes numéricas a imágenes argénteas y podrían exhortarnos a cuestionarnos cosas como: ¿qué permanece después de la colosal omnipresencia de pantallas y flujos de imágenes a la que asistimos hoy en día? ¿qué consecuencias perceptivas y corpóreas acarrea este proceso?
Subsigue, Las Marinas, ambas fotos a color sobre papel fotográfico velado y sin estabilizar, como explicita la hoja de sala. Unos pasos más y vemos Inmersiones, papeles fotográficos sumergidos a medias, que crean inverosímiles océanos químicos. Le sigue la serie Repliegues, papeles fotográficos, plegados y expuestos a la luz, creando agraciadas formas abstractas de tonos sepias y cálidos. Sobre el final del recorrido, vemos Scrolls, rectángulos y cuadrados de colores, distribuidos sobre un fondo blanco, según el texto de sala, la composición es resultado efímero de otra “captura de pantalla” antes de su evanescencia. Son el esqueleto remanente de una búsqueda de imágenes en google.
En está ocasión el trabajo de Andrea parece representar un experimento con lo originario, con algún tipo de sustancia primigenia. Parecería tener que ver con un afán de fijar lo efimeral de los flujos de imágenes que nos asechan. Con las creaciones que emergen de su laboratorio subterráneo, Andrea nos invita a reflexionar sobre las consecuencias materiales y morales del refinamiento tecnológico, al tiempo que se exhibe un ejercicio bello y sutil, que amplia los universos fotográficos posibles más allá de la cámara.
Hasta el 30 de noviembre de 2017 en en CC Rojas (Av. Corrientes 2038 CABA) @rojasonline
Ir al texto curatorial de Rosana Schoijett