Laura Ortego y Ali Chen en Formosa
Son cincuenta carriles paralelos y los autos avanzan a paso de hombre por la autopista que conduce al centro de Beijing. El viaje se hace largo por el tránsito y más lento aún por el afanoso intercambio de ideas entre los compañeros de ruta, que entre ellos no hablan español ni chino, tampoco inglés. A pocos kilómetros de la ciudad suena un pitido y cae un mensaje al teléfono. Se aquietan súbitamente las miradas y los gestos que hasta segundos guiaban la conversación. Las muecas y las palabras quedan atrás en el camino.
Pocos días después de este paseo, vuelve a sonar el celular con una nueva noticia, un rato después de este episodio Laura agarra una bicicleta y por una calle de tierra llega a un mercado inmenso, multitudinario y bullicioso. Micro montañas de distintas pastas densas y gelatinosas, hilos de algún tipo de fibra vegetal, perlas redondas y ovales, migajas que podrían ser granos de sal, un recorte de papel y una piedra que se parece a un cereal acaramelado. Sobre un fondo blanco y gélido se revelan de forma extraña pedacitos de cosas que cuesta entender qué son. Laura captura lo insignificante y dice: busco ingredientes que me ayuden a darle forma al momento cosmogónico en el que todo está por empezar pero aún está terminando. Son pequeñísimas porciones de materia congeladas en el tiempo.
Son paisajes que funcionan como vanitas, pero a diferencia de los lúgubres bodegones barrocos, los elementos en las fotografías de Laura parecen cobrar vida y conviven en una parsimoniosa combinación de verdes, rosas y blancos, los colores de la paleta del loto, la flor sagrada que puede germinar cada trescientos años y hasta nacer del mismo barro. Al viaje de Laura la acompaña Ailí Chen con una acuarela de olas suavemente onduladas que se van evaporando a medida que se acercan al cielo. Un cielo blanco y rosado que interrumpe la noche justo en el momento de la hora azul.
Lara Mármor
Inauguración sábado 8 de octubre de 2016 a las 19 hs
FORMOSA galería
Delgado 1235
CABA