Nachleben
"Nachleben" del multipremiado artista rosarino Daniel García es un recorrido diverso de su obra pictórica desde los '90 hasta la actualidad. La selección de trabajos hace hincapié tanto en la degradación y las heridas que operan sobre los cuerpos a través del paso del tiempo como en la resistencia que éstos imponen a través de la memoria.
Para precisas un poco el sentido, el artista aclara que “el empleo de este término como título de mi muestra tiene un uso más metafórico que teórico. Nachleben como fantasma, algo que habiendo sufrido la muerte física se rehúsa a sufrir una muerte simbólica. Quise evocar las distintas ideas relacionadas con este concepto (como supervivencia, anacronismo, síntoma) y vincularlas con la siniestra historia del espacio donde la muestra tiene lugar y también con mi propia pintura, con mi modo de trabajar y mi uso de las imágenes”.
En cada pintura, cada imagen se ahonda la superposición, la densidad de colores para expresar esa vitalidad. La obra de arte, además de constituirse como una visión del mundo, se concibe en la historia que la habita y define: la premisa de pelear por sobrevivir. En palabras de Rubén Chababo, las obras de Daniel García son "poderosamente melancólicas, hablan de lo que perdura como luz en la pátina sensible de la memoria y de lo que a su vez ya no será como alguna vez fue. Aquello que solo es posible de atrapar en tiempo presente mediante el esfuerzo de trabajar la tela hasta encontrar lo que debajo de ella se oculta."
En "Nachleben", García recorre los fragmentos y los huecos que impone la memoria al momento de intentar recordar. La exposición incluye obras de las series "Camillas" -pintadas durante la década del 90- y de "Remordimientos" -dentaduras de apariencia realista concebidas en la década de 2000-.
Para esta exposición, además, García montó dos paneles y los intervino pensando en la especificidad del Centro Cultural, emplazado en el que fuera uno de los centros de detención y tortura más emblemáticos de la última dictadura cívico militar. "Necesitaba una imagen impactante que ocupara el espacio de la sala y que sirviera como introducción para las pinturas. Trabajé con la idea del identkit, la reconstrucción de un rostro que es un poco como trabaja la memoria. Los dos rostros que dibujé acá están hecho con partes de distintos rostros y se recomponen en un rostro nuevo”, explica.